Humildad
Úbeda culmina su transformación cuando bajo la caída del sol, en la tarde del Jueves Santo, es tomada por la Centuria Romana. La Legión IX Hispana ha llenado las calles del color y del sonido del viejo Imperio. En san Pablo el Cristo de la Humildad es presentado al balcón de la conciencia de una sociedad que se lava las manos mirando para otro lado. Pero Tú, bondad infinita soportas la burla y el escarnio, a tu paso por la estrechez de Montiel. Cristo de la Humildad, cuida de los dos Romanos que te llevaste, este año, a tu guardia pretoriana del cielo.
Humildad en todo, hasta en tu entrada, que es triunfal. La Jerusalén ubetense se ha cubierto con el dorado de palmas y capas de ilusión recién inaugurada; y con el verde de túnicas hechas de ramos extendidos sobre la alfombra adoquinada de las calles de la ciudad renacentista. Mañana repleta de procesiones de palmas, en la intimidad del templo. Es día de estreno, preceptivo. Y la Ciudad de los Cerros, se estrenará en una nueva Semana de Pasión. Dios, a lomos de un Borriquillo, nos bendice y nos abre las puertas de la nueva ciudad; las puertas de la Ciudad de Semana Santa.
Humildad en todo, hasta en tu entrada, que es triunfal. La Jerusalén ubetense se ha cubierto con el dorado de palmas y capas de ilusión recién inaugurada; y con el verde de túnicas hechas de ramos extendidos sobre la alfombra adoquinada de las calles de la ciudad renacentista. Mañana repleta de procesiones de palmas, en la intimidad del templo. Es día de estreno, preceptivo. Y la Ciudad de los Cerros, se estrenará en una nueva Semana de Pasión. Dios, a lomos de un Borriquillo, nos bendice y nos abre las puertas de la nueva ciudad; las puertas de la Ciudad de Semana Santa.
Foto: Alberto Román Vílches (@tiopetos)
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