Prendimiento
En la nobleza de un beso, se escondía la señal de la traición. En Salesianos Jesús es Prendido y el bullicio de un pueblo acude impertérrito a contemplar la escena. San Juan Bosco cree estar viviendo, en este inmenso paso, otro de sus sueños turbadores. Por treinta monedas de egoísmo, de interés, de vanagloria, de superficialidad, de fama… te entregamos sin ver más allá del vil metal. Pero Cristo, no rehuelle, ni se esconde, ni manda a los ejércitos celestiales que salgan en su defensa. Ni tan siquiera el agresivo caballo del centurión hace que se inmute. Y en un acto de generosidad con nosotros, se deja prender. Pero antes de ser amarrado, como si de un delincuente peligroso se tratará, nos recuerda nuestra capacidad para manipular a nuestro beneficio los gestos más sencillos y puros. «¿Con un beso, entregas al Hijo del Hombre?»
Foto: Alberto Román Vílches (@tiopetos)
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