Santo Entierro

El Palacio de las Cadenas será testigo de excepción del cuerpo que yace vencido en la fría losa de la plaza Vázquez de Molina, convertida en camposanto de un Dios que nos habla de Vida Eterna. Andrés de Vandelvira, con su privilegiada perspectiva, contemplará las hileras de túnicas envueltas en luto riguroso, rematadas en elegantes golas cervantinas; y se estremecerá al ver cómo María Magdalena abraza y besa con devoción los pies del Maestro. Los santos Varones cierran la escena cotidiana del Santo Entierro del finado.

Foto: Alberto Román Vílches (@tiopetos)

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